Guionista e ilustrador: Ezra ClaytAn Daniels
Editorial: Lion Forge
Está claro que no todas las novelas gráficas alcanzan el nivel de una historia como la de Upgrade Soul, pero cuando algo así sucede, las reverencias son definitivamente más que justificadas. Haciendo de la normalidad el quid del relato, Ezra Claytan Daniels ha creado una obra de belleza notable. Si hay algo que destacar de esta historieta independiente de ciencia ficción, más allá de la inventiva en cuanto a la composición de sus viñetas y el discurso de apertura que abriga, es la manera en que algo tan horrendo y extraño puede llegar a penetrar al lector con tanta exquisitez.
Hank y Molly Nonnar son una pareja dichosa pero anciana. También son un matrimonio interracial, y si bien han alcanzado la felicidad a lo largo de sus vidas, ambos desearían poder alargarlas, escabullirse, si se quiere, de la muerte. La oportunidad se presenta un día a través del doctor Kenton Kallose y el proyecto “Upgrade Cell”, una intervención experimental de “purificación genética” que les ofrece no solo vivir más años y rejuvenecer sus cuerpos, sino también la repotenciación de sus facultades, especialmente en los campos de la memoria, la imaginación y el razonamiento.
Al igual que en otros relatos biotemáticos de ficción científica, los deseos urgentes de los protagonistas no se adecúan a los resultados biotecnológicos. Hank y Molly no solo terminan siendo timados por Kallose, sino que son también víctimas de un amargo proyecto de clonación que produce inesperadas “redundancias”. Henry y Manuela, clones de la pareja original, son criaturas claramente repugnantes, y sin embargo sus cuerpos ovoides archivan todas las memorias de sus organismos-madre, haciendo a los ancianos, por medio de un aberrante lazo psicosomático que ninguno sabe cómo controlar, intelectualmente obsoletos.
Como todas las grandes obras de ficción, Upgrade Soul tiene la gran cualidad de incitarnos a reflexionar. En un principio, nuestros pensamientos van de la mano con las ofertas de la biogenética, la desigualdad étnica y corporal y la crisis contemporánea de la naturaleza humana, pero al pasar las páginas, al sumergirnos en esos primeros y primerísimos primeros planos dibujados por Daniels, el texto se transforma en una crítica a la vanidad y la ambición. Entendemos que los conceptos de bondad y hermosura son términos plásticos, y que el color de la piel y la morfología del cuerpo no representan fielmente la verdadera identidad del hombre. La auténtica esencia del ser humano, al menos en los territorios de esta novela gráfica, se encuentra en las esferas del alma, y en la sustancia amorosa que proviene de ese fundamento espiritual.
Gracias por leer esta reseña
Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser