Las páginas de Iluminación (El Cuervo, 2017), de Sebastián Antezana, nos ponen delante de un mundo invadido de trastornos y separaciones familiares y románticas que revelan el poder de la pérdida y la incapacidad de los protagonistas para satisfacer sus necesidades afectivas. La soledad, la inminencia del cataclismo o la falta de sentido al lamer una herida se conjugan en una serie de relatos donde destacan tanto la elegancia de las palabras como la sensación de que el autor ha pensado con detenimiento acerca de los pormenores de las grietas que fabrica.
En efecto, y aunque la predilección por uno u otro cuento siempre dependerá del gusto personal del lector, queda claro que la minuciosidad y la agudeza desplegados en la urdimbre de esta selección no son una circunstancia ocasional. Antezana se inclina por una diversidad de recursos (donde destacan las introspecciones y las técnicas de ocultamiento y revelación) que insisten en una poética de la imaginación enraizada principalmente en el psiquismo de sus personajes, proyectando un mundo interior sinuoso y destacando sobre todo las consecuencias negativas del arraigo íntimo, ya sea en relaciones entre parejas otoñales, padres e hijos o cónyuges desilusionados y sus enfermos.
El núcleo de la doctrina de Iluminación, en todo caso, parece identificarse regularmente con la ausencia y las formas personales de sortear las tragedias cotidianas. Dichas escapatorias, más que ser representadas como remedios, se retratan en el libro como develamientos de un desplome, donde el machismo, la autodestrucción, o los trastornos psicológicos disociativos cumplen un rol esencial en la caracterización de varios de los personajes centrales. Así, el estremecimiento ante el desorden del discurso lógico surge como una constante durante la lectura del libro, ya que el autor se detiene en las trascendencias de un mundo caótico partidario del desarreglo y de la despersonalización.
Si bien, en mi opinión personal, los siete relatos son en verdad provocativos, diría que la columna vertebral de Iluminación se encuentra en los cuentos “Viejos que miran porno”, texto que nos habla de las relaciones homoeróticas en el ocaso de la vida y los vínculos románticos a través de la imagen pornográfica; “My very own página en blanco”, un mundo de fetichismos y alteraciones psíquicas entre una viuda y un electricista lector de ciencia ficción; “Si contarlo está en tu poder”, inquietante informe sobre la soledad y la ruptura asociada a un misterioso animal de pelo amarillento; y la sofisticada narración “La mujer del jinete”, un texto orientado hacia la transformación de los afectos y la posibilidad de varias realidades. Todos estos relatos, desde mi perspectiva, destacan entre los demás por su linealidad temática y su tendencia a una creación artística sorpresiva y no convencional. Al mismo tiempo, y aunque es cierto que por momentos nos da la sensación de desligarse del resto de historias y pertenecer a un volumen mucho más fantástico, sería injusto negar las virtudes con las que el último cuento del libro, “Animales de escritores norteamericanos”, da pie a espacios del absurdo donde se suspende cualquier tipo de incredulidad.
Gracias por leer esta reseña
Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser