Dividido en ocho historias donde los deterioros emocionales parecen conducir la naturaleza de las personas y las normas de socialización, No soñarás flores (Laguna Libros, 2016) es un sugestivo conjunto de relatos que reúne convenientemente varios de los mundos ficcionales preferidos por Fernanda Trías @trias_fernanda. Ello no implica, desde luego, un repaso desaborido de los motivos y los modos de representación que la autora ha aprendido a dominar en estos primeros quince años de actividad literaria, sino la afirmación de una manera de construir mundos que hace que su propuesta se distinga de otras. Lo cierto es que Fernanda Trías ha logrado crear una forma muy particular de narrar algunos de los círculos viciosos de la experiencia humana, aquellos que provienen del aislamiento, la incomodidad de la pérdida y el dolor interpersonal, como si al contar una historia, tal y como menciona uno de sus personajes, “nos rebobinara a la misma pesadilla”.
Lo que me empuja a decir que No soñarás flores es una obra conveniente dentro del catálogo de Fernanda Trías es en realidad la manera en que estos relatos familiarizan y resaltan en conjunto facultades que novelas como Cuaderno para un solo ojo, La azotea o Bienes muebles han mostrado progresivamente. Me queda la sensación de que los cuentos de No soñarás flores, como proposición y unidad narrativa, componen una ficha de la autora, y con ello no me refiero a aquel reflujo de crónicas personales vacías que los suplementos culturales tratan de vendernos en la actualidad como “autoficción”, sino al hábitat mimético-realista que quebranta el lugar común y el cliché, y que gratifica al lector precisamente porque no lo subestima.
Cada una de las piezas de No soñarás flores es un movimiento deliberado dentro de lo que ya se puede entender como un corpus literario autónomo, una propuesta formal guiada por el tema de la pérdida (un impulsor ficcional constante en la obra de la autora), el tema de la fatiga, causada por triángulos transitorios de codependencia, lazos emocionales corrompidos o angustias familiares, y el tópico literario del paso del tiempo, sugerido con frecuencia en estos relatos como un testigo silencioso y no como el habitual redentor de la especie. Tal y como lo prefigura el título de la obra, en el mundo donde deambulan estos personajes nadie “soñará flores” ni recibirá exaltaciones gratuitas; a falta de finales felices, Fernanda Trías nos concede una serie de limbos, espacios donde la reflexión y la purga parecen inevitables.
Aunque cada lectura varía dependiendo no solo de la emisión sino también de la recepción personal (idiosincrasias y/o filosofías), lo cierto es que No soñarás flores contiene varios relatos destacados que parecen estar construidos por capas, con mucha disciplina, y no ser simples acumulaciones de ideas aisladas; entre ellos, además del texto que da nombre al volumen, vale la pena mencionar “La medida de mi amor”, un acercamiento al vínculo abusivo entre dos personas que han llegado al límite de sus modos existenciales; “N Astoria-Ditmars”, un relato que nos empuja a meditar simultáneamente acerca de la soledad de una mujer sin nombre y la lentitud de los vagones de metro en la madrugada neoyorquina; y el notable “Anatomía de un cuento”, texto que cierra el volumen de manera metaficcional apoyándose en una compleja narración de estructura escindida donde se entrelazan la representación de la memoria y la diversidad de la técnica literaria.
Gracias por leer esta reseña
Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser