Una catástrofe y un desplazamiento fuera de control por la ciudad. Primavera cero (Larría Ediciones, 2025) abraza la tendencia contemporánea del relato de contagio, pero lo hace zambullida en la mutabilidad y la sátira, consiguiendo un emocionante texto en el que se entrecruzan el drama de una familia, la acción galopante y el humor postrero ante la calamidad. En esta novela acerca de un posible fin del mundo, Christian Broemmel compone paso a paso un espectáculo de estética mixta, resultante de la fusión del realismo urbano y el archivo de la cultura pop.
Un día como cualquier otro, en la cafetería de un canal de televisión bonaerense, una maquilladora se encuentra con su padrastro, el pícaro taxista que cuida de su madre enferma. Después de muchos años sin dirigirse la palabra la situación es indudablemente incómoda, no obstante, algo insólito se fermenta en el comedor donde ambos discuten, una infección respiratoria que empieza con tan solo un estornudo. A partir de ese momento, la muerte espontánea de los trabajadores del canal y la ruptura del orden conocido dislocarán el espacio y sus vidas.
Christian Broemmel narra con agilidad las primeras horas de un apocalipsis acelerado y laberíntico; serias tensiones familiares y afectos en oposición entran en juego, además del desmontaje de la materia biológica y moral de nuestra especie. A través de los instintos de conservación de sus personajes (y de un lógico salvajismo fruto de una crisis familiar y somática), el autor logra “reformar” el mundo representado al inicio de la historia, sustituyendo la humanidad dominante para establecer una realidad hasta entonces indocumentada.
A simple vista, Primavera cero es una novela reconocible desde una óptica genérica: el brote de una infección respiratoria, los contagiados y los contagiables, la fuga de algunos sobrevivientes, todos elementos característicos de un subgénero que ya nos es familiar; sin embargo, así como Broemmel es hábil para tejer una trama palpitante lo es también para hallar maneras de aportar al sistema de símbolos de la tradición de los muertos vivientes mediante hipótesis propias acerca de la alteración de los aminoácidos y una fuerte (determinante, mejor dicho) relación con la fitología, que nos habla más acerca de florecimientos mutacionales que de declinaciones absolutas: una primavera ciertamente excepcional.
Algunos la llamarán novela de terror (y lo es, dinámica, explosiva, encarnizada), otros narración del absurdo (por sus grotescas situaciones de crisis y tono burlesco); preferirán resaltar terceros su cercanía al road movie, en vista de que el taxi del padrastro se convierte en refugio y fortificación a lo largo de la historia, sumando así a los niveles de desventura que el autor nos ofrece. Pero habría que destacar al mismo tiempo la importancia de Primavera cero como un relato velado acerca del abuso sexual y el trauma, pues el meollo virológico que levanta a los seres redivivos no es el único tipo de monstruosidad con el que tropezamos cuando el gore de estas páginas nos salpica.

Gracias por leer esta reseña
Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser