Todo lo que debe morir (de Jimena Antoniello Ligüera)

Todo lo que debe morir (SevenSistersPress, 2019), primera colección de relatos de Jimena Antoniello Ligüera @jantoniello, es un libro que desnuda nuestras falencias íntimas planteando una visión sarcástica de los abismos emocionales que aquejan a quienes, para bien o para mal, pretendemos ser felices. Con un estilo que por momentos recuerda la síntesis del guion de cine, los quince “exorcismos” de este volumen comentan los valores del mundo contemporáneo así como sus delirantes manías.

Una primera mirada al conjunto revela un modelo temático que abunda en relaciones deterioradas e inconvenientes, historias de variada extensión donde predominan los modos de representación del realismo, el carácter evocativo y la capacidad de sugerencia. Esta estrategia rinde frutos evitando dilaciones explicativas o desarrollos innecesarios. De esta forma, las narraciones de Todo lo que debe morir se amparan en la economía del lenguaje y en sucesos a primera vista escuetos que sin embargo agradan por su fluidez.

Una segunda lectura del libro nos induce a pensar el conjunto como una respuesta irónica a los espectros amorosos del pasado. Antoniello Ligüera remeda sobre todo los hábitos y miedos masculinos, y detrás de la aparente anécdota sentimental, subyacen ramificaciones dirigidas a acorralar el comportamiento de personas que huyen de mujeres independientes o de relaciones románticas a largo plazo. Se encuentran en esta línea relatos como “El ganado”, “Con la música a otra parte” y “Mariola y el jazz”, donde se exterioriza la necesidad de procurar masculinidades más estables y diligentes.

El efecto mordaz se encuentra también en “Juguetes” y “La visita”, esta vez enfocándose en el tema de la represalia. Ambos relatos nos muestran mujeres de apariencia inofensiva que destacan por la fatalidad que rodea sus amistades y romances, adentrándose poco a poco en una dinámica de conflictos que lleva a resultados calamitosos. El infortunio, ahora a través de una vena metaliteraria, está a la vez presente en “La casa vacía de Lilja Torr”, un cuento que recurre al clásico drama del escritor estéril, y “Libretista”, soliloquio donde la mezcla de simulación y franqueza nos habla de la búsqueda de notoriedad y de la frustración artística en la era de las redes sociales. Como ejemplar “raro” en este libro, merece igualmente comentario el cuento corto “Noctámbulo”, texto que explota el hecho insólito y las adversidades del insomnio en un edificio de apartamentos.

Atravesado por luces y oscuridades, Todo lo que debe morir configura un universo de ficción donde los personajes se recriminan unos a otros bebiendo whisky Glenlivet, están en busca de algo que suele escabullirse y quiebran repetidamente el monolito de la dulzura. Jimena Antoniello Ligüera establece en su primer libro de cuentos la imagen de un mundo afectivo determinado por el desencanto y por la necesidad de hallar una vía de escape en la que la vulnerabilidad, de cuando en cuando, ceda terreno al desquite.

Gracias por leer esta reseña

Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser

Anterior

El monstruo pentápodo (de Liliana Blum)

Siguiente

Hágase usted mismo (de Enzo Maqueira)

Reseñas relacionadas