Húmedos, sucios y violentos (de Kathy Serrano)

Sesenta y seis microrrelatos y una pieza teatral. Húmedos, sucios y violentos (Estruendomudo, 2020) marca el debut literario de Kathy Serrano @kathyserranop, un libro que funge de rito de iniciación y a la vez de laboratorio de transgresiones y apetencias. En este primer conjunto de narrativa breve, la autora se concentra en hallar una voz para aquellos deseos que desbordan los márgenes, cincelando puntos de enunciación que representan —por momentos con horror y otras veces con humor— una atmósfera desenfrenada e irreverente.

Sobre la base de cuatro grandes divisiones o capítulos: “Furiosos”, “Juegos”, “Oscuros” y la adenda teatral “Migraciones”, el libro sirve al lector como una proyección general del imaginario de Serrano. Aunque algunos de los textos podrían ser ubicados en más de una de las divisiones propuestas —y que lo corporal y lo erótico claramente dominan los mundos ficticios del conjunto— es notorio que la sección “Furiosos” tiende a ser más realista y “palpable” que las otras, y que tanto los microrrelatos de “Juegos” como los de “Oscuros” reiteran opciones lúdicas y ejercicios no miméticos ligados a las formas de lo fantástico y lo insólito.

Las voces recurrentes son mayormente femeninas y tenaces, acentúan la declaración del deseo, la exploración de fantasías “inapropiadas” de tipo excitatorio y la descomposición de tabúes socioculturales que giran en torno a los cimientos de un mundo conservador y vigilante de las “buenas costumbres”. A la misma vez, algunos de estos personajes lidian con el incesto y la violación de la ley, pero no parece haber juicios explícitos, sino más bien despliegues, coyunturas que representan diversas gradaciones de la moral. En ese sentido, si hay algo digno de rescatar de la narrativa breve de la autora, es la falta de un punto de vista ideológico que controle el efecto del discurso. Aunque los cuestionamientos sociales son notorios, Serrano prefiere que los descifremos, entendiendo que el mundo de la corrección política y el de la ficción son campos diferentes.

La violencia, la liberación y las pulsiones sexuales y tanáticas convergen con asiduidad, produciendo una red de emociones que empatiza con la sobrecarga vital y el rebasamiento. Así, hallamos microrrelatos como “Negación” y “Papi”, fundados en la necesidad de representar el rapto y el abuso infantil; o textos como “Caperucita reloaded”, “Muñeca humana” y “La hija de Hannibal”, en los que lo femenino no solo sufre una cosificación o un empoderamiento —dependiendo de la situación—, sino que también se explora a través de la ruta antropofágica. Hay recato y falta de pudor en “Vergüenza post mortem”, y relaciones de sangre terroríficas en “Familia perfecta” y “Del otro lado”. “Eterno retorno”, una narración circular que nos recuerda a Julio Cortázar, causa un hermoso efecto cíclico; y “En muchos lugares del mundo”, la pieza teatral que anuncia el final de la colección, experimentamos una suerte de síntesis de todo lo narrado: un texto inquieto en el que se reescriben, una y otra vez, los espacios y las señas de identidad.

Gracias por leer esta reseña

Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser

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