Guionista: JASON MCNAMARA
Ilustrador: GREG HINKLE
Editorial: IMAGE Comics
Diez años después de la desaparición de su prometida en una carretera rural, Stephen Thorn se ha convertido en un importante defensor de los derechos de las víctimas de secuestro y violación. Su terquedad y amargura, sin embargo, no le permiten olvidar a Catherine, y a pesar de la falta de rastros y nuevas hipótesis, se niega a abandonar la idea de que su exnovia se encuentra con vida en alguna parte del país. Todo esto cambiará, desde luego, cuando súbitamente empiece a interpretar las exhalaciones de los muertos, sirviéndose de ellas para trazar poco a poco un camino de reparación.
Decorada con viñetas en blanco y negro que armonizan con los temas de la pérdida y el pasado, The Rattler es un thriller con acercamientos al subgénero del slasher en el que McNamara y Hinkle pactan mezclar el drama de suspenso con el ideario psicopático del cine de explotación. La licuefacción de estos préstamos estéticos tiene cierta utilidad, fundamentalmente cuando orientamos la mirada hacia la velocidad de los paneles y las secuencias de acción, pero también es importante señalar que el guion de McNamara evita, por momentos, efectuar algunas explicaciones, y al tomar esta ruta no permite que el lector acepte de lleno la misión del protagonista.
A pesar de que los vacíos son pocos, lamentablemente dejan de lado algunos aspectos esenciales de la intimidad y la psicología de Stephen, sobre todo su relación con el padre y la forma en que la falta de cariño materno altera su personalidad. Es evidente, y está mencionado de forma superficial, que la desaparición de Catherine es equiparable al abandono que sufrió en la niñez, sin embargo, McNamara elige ocuparse más de la expresión de los golpes que de la indagación existencial profunda. Si bien la profusión de cuchilladas y heridas logra con creces la meta visual —fundamentalmente porque Hinkle se expresa a través de llamativos ángulos aberrantes—, es cierto que McNamara pudo haber acentuado con otros recursos el aspecto estrictamente literario del relato (evitando, también, la escena de cuatro páginas que nos entrega como colofón y que sin duda carece de importancia).
The Rattler, en cualquier caso, no es una lectura aburrida, pero peca de exagerada en algunos pasajes debido a la hegemonía de un deseo de venganza simplificado y al débil asiento que el guion le brinda al personaje principal. Quizá sus mayores virtudes sean la alteración del elemento de la “chica final”, que en esta historia pasa a ser un sujeto masculino enfrentado a un matriarcado feroz, y el uso de la ambigüedad de lo fantástico cuando el protagonista se comunica con personas que han fallecido en su presencia. Dicho esto, novelas gráficas como Random Acts of Violence, de Palmiotti y Gray, o la retorcida Slasher, de Charles Forsman, serían lecturas mucho más estimulantes para los amantes del género.
Gracias por leer esta reseña
Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser