4 Kids Walk into a Bank

Guionista: Matthew Rosenberg

Ilustrador: Tyler Boss

Editorial: Black Mask Studios

4 Kids Walk into a Bank es sobresaliente en múltiples aspectos; es un texto tan bien diseñado que es incluso capaz de llevar la estética del cómic book hasta sus límites de expresión. Reconocida como una de las joyas recientes de la escena indie, la novela gráfica de Rosenberg y Boss exuda diálogos vivamente escritos que encapsulan la contemporaneidad norteamericana.

La historia se enfoca en una muchachita atrevida y nerdy llamada Paige y su grupo de amigos, quienes están planeando robar un banco. Este hecho delictivo, no obstante, se origina debido al miedo a la pérdida. El padre de Paige es un hombre con un pasado oscuro y relaciones problemáticas. Años después de un atraco en el que otros asumieron la culpa por él, el ahora padre de familia debe devolverles el favor enlistándose en un nuevo crimen. Para evitar que esto suceda, Paige y sus amigos deciden violar la ley antes que los ladrones, utilizando todo su ingenio en el camino.

El relato de Rosenberg presenta personajes inolvidables y detalles que rayan en lo hermosamente obsesivo. En ningún momento dudamos de esta trama peculiar e “inverosímil”. El autor, evidentemente, toma préstamos de The Goonies, pero lleva esa esencia a un lugar más sarcástico e insolente, recordándonos escenas de películas como Dog Day Afternoon y Reservoir Dogs. La “banda” de Paige, de hecho, es una amalgama disfuncional que sin embargo cobra fuerza como unidad rebelde. Se trata de una historia de aprendizaje que diserta sobre temas universales como el amor, la amistad y la moralidad, y en su tortuoso trayecto ablanda nuestros corazones.

Además del efecto enternecedor y el discurso moral, 4 Kids Walk into a Bank está colmado de experimentación gráfica. Cada número tiene un prólogo que nos refiere a la “esfera nerd” (fantasías de Dungeons & Dragons, videojuegos que mezclan Street Fighter con Manhunter o imaginería tomada de dibujos animados de los años 80 como Mask). El lector es capaz de internarse en la mente de los personajes y crear hipervínculos que estimulan un mundo de fantasía más allá del estrato original, beneficiándose de insertos metaficcionales e inteligentes alusiones a la cultura pop. Tyler Boss, a decir verdad, revela un apetito por subvertir convenciones, utilizando las páginas hasta el límite y serializando cuadros reducidos para crear otro tipo de ensamblaje y una experiencia de lectura tupida. Esta viva fusión de trama, diseño gráfico y planos múltiples hace de 4 Kids Walk into a Bank una lectura imprescindible, no solamente para un fanático de las historietas, sino también para cualquier admirador del arte de narrar.

Gracias por leer esta reseña

Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser

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