Historia de un brazo (de Ricardo Sumalavia)

Novela corta acerca de la memoria familiar, las verdades ocultas y las excepciones corporales. Con la publicación de Historia de un brazo (Seix Barral, 2019), Ricardo Sumalavia añade otra pieza a un archivo literario muy particular, diferenciándose de sus contemporáneos por medio del impulso de la brevedad y la plasmación de lo infrecuente. El asunto de sus relatos cambia una y otra vez, es cierto, mas no el furor y la poética que los configura. Hay algo en su prosa que nos da la sensación duradera de hallarnos en un mundo peripatético, en el que las añoranzas y las imágenes grotescas unen fuerzas para representar nuestra comedia humana.

Historia de un brazo gira en torno a la relación en la adultez de un hijo y un padre y al tercer “brazuelo” que este último disimula a la altura de su pecho. Esta extremidad suigéneris cuenta también con voluntad propia, siendo capaz de expresarse y realizar tareas físicas a pesar de ser solamente una insólita “protuberancia” con las dimensiones del brazo de un niño. La novela es además la historia de una vida que se difumina a causa de la demencia y el relato de la camaradería entre familiares que persiguen respuestas más allá del arquetipo de la sombra y la muerte de sus progenitores.

Sin suscribirse a la ambigüedad de la narración fantástica clásica, Sumalavia nos hace repensar la realidad cotidiana a través de una rareza (evitando contradecirla), y recarga simbólicamente esta anomalía con una cuota grande de comicidad y de transgresión para representar la deslealtad, el sexismo y la libido de un padre que no solo esconde secretos intensamente antiheroicos, sino también un cariño enfermizo e indudable hacia su familia. Todo ello sucede, además, en el marco de una novela que se apoya en la licuefacción de sus personajes, entreverando las evocaciones del padre y del hijo para enrarecer el discurso y acercarse aún más a las características habituales del deterioro mental.

La simbiosis de la que hablamos crea definitivamente una voz narradora mutante en la que se enlazan y contaminan las memorias y las culpas, así como las figuras de una mujer fantasmagórica y una real. Sumalavia logra de esta manera beneficiarse de la fusión, realizando hibridaciones estéticas que consiguen que el punto de vista en primera persona de Historia de un brazo narre tanto una crónica familiar como un relato seudodetectivesco, que el testimonio fragmentado de un hijo doliente y el misterio policial hogareño se anuden gracias a un brazuelo indecoroso y vivamente traidor.

Gracias por leer esta reseña

Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser

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